“El proyecto brasileño del submarino a
propulsión nuclear y la estrategia de la energía nuclear en el desarrollo
regional”
El siglo XX inaugura nuevos tiempos
para el desarrollo brasileño. La ciencia y la tecnología van, poco a poco, recibiendo
cada vez mas incentivo político. Los estudios sobre la energía nuclear se
enraizaron en Brasil en esta coyuntura, pero, por el Gobierno comprender que no
tenia aplicabilidad inmediata, segmentos de la propia sociedad pasaran a luchar
para que la energía nuclear pudiese ser aceptada políticamente. Así siendo, la historia
de la energía nuclear puede, en Brasil, ser dividida en cuatro fases: investigación,
desarrollo, implantación y renacimiento.
La formación de la comunidad
científica brasileña y las investigaciones nucleares
El
aumento demográfico y la industrialización nacional exigían que el Gobierno brasileño
invirtiese cada vez más en la exploración de los recursos naturales, en la expansión
de la agricultura y en el saneamiento de puertos y ciudades. Pero, si por un
lado, la ciencia y la tecnología en Brasil en este nuevo siglo fueron percibidas
como promotoras del desarrollo, por otro lado, la llamada “ciencia pura” [2] no recibió la merecida
atención del Gobierno, Esto porque el Gobierno comprendía que su aplicación no se
daba de forma inmediata.
Si
por un lado, el desarrollo científico y tecnológico en áreas de la medicina y de la biología contribuyó para el progreso socioeconómico,
otros áreas, cuyos resultados no eran tan inmediatos, hubo el impacto de la
falta de inversiones e incentivos gubernamentales. Así, los propios científicos,
ingenieros, y educadores brasileños se
organizan y fundan asociaciones y movimientos que promoverán la investigación
científica y tecnológica en Brasil. En 1916, docentes de mineralogía y geología
de la Politécnica del Rio de Janeiro crearon la Sociedad Brasileña de Ciencias
(SBC), cuyas actividades reunieron diversos segmentos interesados en desarrollar
la ciencia pura. Fue en esta coyuntura que la Sociedad recibió visitas y conferencias
ilustres, como la de Albert Einstein, en 1925, la de Marie Curie, en 1926, y la
de Enrico Fermi, en 1934.
La
creación de la Universidad de São Paulo (USP), en 1934, buscando crear una
cultura científica brasileña es el resultado de esto esfuerzo. El estado de São
Paulo se destacó, culturalmente, en el comienzo del siglo XX, por invertir pesadamente
en la formación de personal.
Fue
en la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de São Paulo
que se desarrolló, por primera vez, la ciencia
pura en Brasil. Los docentes extranjeros que ayudaron en la formación de la
comunidad científica paulistana fueron especialmente elegidos por los
fundadores de la Universidad, siendo ellos franceses, italianos y alemanes, cuyas
procedencias partían de universidades y institutos de investigación de altísimo
nivel científico y tecnológico de la época. Ejemplos de adquisiciones extranjeras
fueron los físicos Gleb Wataghin[3] y Giuseppe Occhialini[4], los cuales desarrollan en
Brasil las primeras investigaciones sobre rayos cósmicos. Surgen con ellos, las primeras investigaciones
sobre física nuclear en Brasil. Años posteriores, además de surgir en la
Academia Brasileña de Ciencias (ACB) [9] las primeras investigaciones sobre fuerzas
nucleares, tanto el Departamento de Física de la Facultad Nacional de Filosofía,
en Rio de Janeiro, cuanto el Centro Brasileño de Investigaciones Físicas, pasan
también a desarrollar trabajos sobre
física nuclear. Marcelo Damy, César Lattes, Hervásio de Carvalho, Leite Lopes e
Mário Shöenberg constituyeran parte de la recién-fundada comunidad científica
brasileña.
A
partir de 1940, Estados Unidos promovió un minucioso levantamiento de las reservas
brasileñas de minerales estratégicos y propusieron un programa de cooperación para
la prospección de estos recursos minerales. En 10 de Julio de 1945, los EUA
formalizaran con Brasil el primer acuerdo atómico, en el cual Brasil enviaría
para los EUA toneladas[5] de arenas monazíticas. De acuerdo con la
comunidad científica brasileña, los minerales radioactivos brasileños fueran
fundamentales para el desarrollo de la capacidad nuclear estadounidense civil y
militar.
Entre el 6 y 9 de agosto de 1945,
EUA lanzaron dos bombas nucleares sobre dos ciudades japonesas,
respectivamente, Hiroshima e Nagasaki. Si por un lado, las bombas sobre el
Japón promovieron el terror en el mundo, por otro, promovieron una corrida
armamentista mundial, en la cual la Unión Soviética, Inglaterra y Francia
buscaron capacitarse nuclearmente con la finalidad de equipararse al poderío
militar estadounidense.
Para
evitar que otros países lograsen también desarrollar la bomba atómica, los EUA buscan
crear leyes internacionales que controlasen el acceso y el desarrollo nuclear
de otros países. Esta actitud internacional, sobre todo estadounidense, promovió
reacciones internacionales. En Brasil, el físico y químico, almirante Álvaro
Alberto Mota e Silva fue un de los críticos de las acciones propuestas por los
EUA de crear un tratado internacional con autoridad para administrar todas las
reservas de uranio mundiales. En 1945, este mismo almirante ya había hecho um discurso
en la Asociación Brasileña de la Ciencia
sobre la necesidad de desarrollar el sector nuclear en Brasil.
En
1947, fue la propia ABC que envió al presidente Eurico Gaspar Dutra (1945-1951)
un informe que sería la base de un Programa Nuclear Brasileño. A partir de
estos acontecimientos, varias fueran las acciones en Brasil que se contraponen a la actitud internacional, en especial, de
los EUA, como la creación de una comisión de fiscalización de minerales
estratégicos, el Gobierno brasileño estatizó la producción de minerales estratégicos de las Indústrias Químicas Reunidas (Orquina) y creó la Comisión Nacional
de Investigaciones (CNPq) [6]. Gracias a la creación del
CNPq, en 1951, el Gobierno brasileño puede controlar las reservas de uranio y torio
y prohibir las exportaciones de estos materiales. Además, aun que se firmasen nuevos
acuerdos incluyendo exportaciones de materiales estratégicos, el Gobierno brasileño
pasó a exigir compensaciones específicas, sobre todo, en termos de ayuda técnica
y obtención de materiales.
Como
Brasil no estaba siendo compensado por las exportaciones de minerales
estratégicos por los EUA, el propio almirante Álvaro Alberto, ya presidente del
CNPq, hizo la propuesta al presidente Getúlio Vargas de enviar dos misiones a Europa, destinadas a obtener conocimientos científicos y tecnológicos
nucleares. El almirante Álvaro Alberto defendía el desarrollo en territorio
nacional de reactores de investigación, de plantas de enriquecimiento y de una
fábrica de producción de hexafluoreto de uránio. Los países elegidos fueran Francia
y Alemania. “La misión enviada por el CNPq a Francia fue encabezada por Alexandre Giorotto y la enviada
a la Alemania fue encabezada por el propio Almirante Álvaro Alberto Mota e Silva.”
[7] De la misión francesa, el
CNPq logro establecer una cooperación en el área nuclear con la empresa Societé
des Produits Chimiques des Terres Rares y, de la misión a Alemania, el almirante
Álvaro Alberto logro, secretamente, importar tres centrífugas de Groth[8].
En
1954, cuando estas centrífugas estaban siendo embarcadas en el puerto de
Hamburgo, en la Alemana, un destacamento militar inglés las aprehendió. A pesar
de la interceptación, las centrífugas lograron llegar a Brasil. Por presiones internas
y externas, el almirante Álvaro Alberto, fue demitido de la presidencia del
CNPq y las centrífugas se quedaron en el depósito de la Universidad de São Paulo.
Átomos para la Paz y el desarrollo industrial
nacional
Paralelamente,
a estos acontecimientos en Brasil, el presidente estadunidense Dwight
Eisenhower (1953-1961), en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en New York,
en 8 de diciembre de 1953, pronunciaba un discurso intitulado “Átomos para la
Paz”. Por medio de esta nueva política nuclear internacional, los EUA buscaban
compartir el desarrollo de la tecnología nuclear volcada para fines pacíficos.
En 1956, el propio presidente brasileño Juscelino Kubitschek (1956-1961) pasó a
defender el uso de las plantas nucleares en la expansión del parque de generación eléctrica
nacional. Así, fueron instalados tres reactores de investigación en Brasil: un en
el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (IPEN) de la USP, un en
el Instituto de Investigaciones Radioactivas (IPR), de la Universidad Federal
de Minas Gerais, y otro en el Instituto de Ingeniera Nuclear (IEN), en Rio de
Janeiro.
Así,
en 1955, la Comisión de Energía Atómica del CNPq firmó un contracto para la adquisición
del reactor nuclear de investigación IEA-R1, en el programa de cooperación nuclear
con los EUA. Esto reactor entró en operación en 1957, con potencia 2 MW.
En
1960, el reactor de investigación TRIGA (Training Research Isotope General
Atomic), producido por la General
Atomics, tenía por finalidad la investigación, producción de radioisótopos y entrenamiento.
Su potencia es de 250 KW.
El
Argonauta fue el tercer reactor nuclear que se ha originado del programa Átomos
para la Paz y el primer construido en Brasil por empresa nacional. Esto reactor
fue proyectado en el Laboratorio Nacional de Argonne, en los EUA. La Comisión Nacional
de Energía Nuclear (CNEN), también creada en 1956, firmo un convenio con la Universidad
Federal del Rio de Janeiro (UFRJ) para la instalación de un reactor que
realizase investigaciones nucleares y contribuyese en la estructuración de una industria nacional en el sector de reactores.
A fin de crear un espacio propio para abrigar el reactor, se creó entonces el Instituto
de Ingeniería Nuclear. Ingenieros brasileños rediseñaron el proyecto estadounidense y, en
1965, el reactor Argonauta entro en operación, cuya potencia máxima es de 5 KW. “Estos equipos desempeñaron importante papel en el desarrollo de las aplicaciones
de las técnicas nucleares entre los cientificos, con notoriedad, en el áreas de
la utilización de los isótopos radioactivos en la industria, en la química
nuclear, en la radioprotección y en la medicina”[9].
Recién-creada,
en 1956, la CNEN presentó una Exposición de Motivos sobre la viabilidad de
construir una planta nuclear, de 150 a 200 MW, en el municipio de Mambucaba,
estado de Rio de Janeiro [10]. En 1963, el presidente
brasileño João Goulart (1961-1964) anunció la intención de construir una
central nuclear en Brasil. En 1967, el entonces presidente Artur da Costa e
Silva (1967-1969) declaro la intención de construir la primera planta nucleoeléctrica.
Este año,
fue organizado un Grupo de Trabajo Especial con representantes del Consejo
de Seguridad Nacional, del Ministerio de las Minas y Energía, de la CNEN y de la
ELETROBRÁS, para examinar la posibilidad de utilización de la energía nuclear en
la región sudeste dentro de esto nuevo contexto y para proponer un mecanismo de
cooperación entre la CNEN y la ELETROBRÁS en el campo de la generación de electricidad
a partir de la energía nuclear. Esto grupo recomendó la instalación de una planta nuclear con la capacidad del orden de 500 MW (e), para entrar en funcionamiento
en el final de los años setenta. [11]
En
1968, las principales potencias nucleares, EUA y la Unión Soviética, se organizaran
con la finalidad de instituir un acuerdo internacional, cuyo principal objetivo
sería contener la proliferación nuclear en
el mundo. Se creó así, el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNT), en
lo cual estas potencias impedían el acceso al conocimiento científico y
tecnológico nuclear de acuerdo con sus intereses.
Desde
1967, Brasil ya era signatario del Tratado de Tlatelolco (TT), firmado en Méjico.
Considerando el TNP discriminatorio, el Gobierno brasileño dio continuidad a
todos sus proyectos nucleares sin firmar el TNP. En 1969, Brasil decidió construir
la primera planta nuclear para la producción de electricidad en territorio
nacional.
De
las 7 candidatas pre seleccionadas, en enero de 1971, compareceran cinco
empresas: General Eletric y Kraftwerk Union (Aeg) con reactores tipo BWR, Kraftwerk Union (Siemens) y Westinghouse con reactores del tipo PWR y The
Nuclear Power Group con reactor tipo SGHWR.
La
propuesta de Westinghouse “era la que
mejor contemplaba la participación de la industria nacional en el suministro de
componentes de la planta” [12]. Los contratos para la
construcción de la planta de 657 MW fueran firmados en 1972. Las obras empezaron
en este mismo año. El índice de nacionalización atendido en esto emprendimiento
fue de 20%. Solamente en enero de 1985, la primera planta nuclear brasileña,
llamada Angra 1, entró en operación.
En
el contexto internacional, la crisis económica provocada por la crisis
energética de origen provenida de problemas políticos en el Oriente Medio
permitió que el Gobierno brasileño hiciese una revisión política en el Acuerdo
de Cooperación Nuclear con los EUA. Aún que Westinghouse se huviese comprometido con la construcción de la planta, además del Brasil depender del suministro
del combustible nuclear, el repase de la tecnología no se concluyó. Como solución
a estos problemas, en diciembre de 1974, el Gobierno de Ernesto Geisel
(1974-1979) creó las Empresas Nucleares Brasileiras S/A. (Nuclebrás) [13][24] y, en 27 de junio de
1975, firmo el Acuerdo Nuclear con la República Federal de la Alemania, lo cual
se quedo conocido en la historia como el Acuerdo del Siglo. Esto Acuerdo
garantizó “la transferencia de toda la tecnología necesaria para la adquisición
del ciclo completo de enriquecimiento de material físil” [14]. El Acuerdo comprendia la
construcción de ocho plantas nucleares, con reactores tipo PWR y plantas
transferidas por KWU (Siemens). La planta de referencia original propuesta por
la KWU (Simens) fue la de la planta nuclear Biblis B. La central nuclear de
Alemania, de la cual esta planta hace parte, es considerada la secunda mayor planta de Baviera.
El
comienzo de la construcción de la secunda planta nuclear brasileña, llamada Angra
2, tuvo comienzo en Julio de 1977. Por cuestiones políticas y económicas nacionales
e internacionales, la construcción de esta planta fue paralizada. En el final de la década de 1980, el
Gobierno brasileño disolvió la Nuclebrás y parte de sus actividades pasaran a
ser gerenciadas por otros sectores energéticos. La década de 1990 fue un
período de desafíos para la política nuclear brasileña.
El renacimento del sector nuclear
brasileño
En
1997, la Nuclebrás Engenharia S/A (Nuclen) se fundió con Furnas, transformándose
en Eletronuclear. Esta empresa se tornó subsidiaria de la Eletrobrás y subordinada
al Ministerio de Minas y Energía. Además de operar la Central Nuclear Almirante
Álvaro Alberto (CNAAA) [15] la Eletronuclear es la
responsable por la construcción de la usina nuclear Angra 3. Hay otros
proyectos de construir usinas nucleares en territorio nacional. Con la creación
de esta empresa, la política nuclear
brasileña adquirió nuevos rumbos y, en 1997, Angra 2 volvió a tener sus instalaciones
construidas.
En
enero de 2001, Angra 2 entró en operación comercial y su potencia es de 1.309
MW. Coincidentemente,
en esto mismo año, muchas ciudades brasileñas sofrieran escasez de energía eléctrica
en función de la falta de un planeamiento energético eficiente. Esto momento de
crisis energética confirió el mejor momento para la retomada de esto proyecto de
construcción de Angra 3. Gracias al suministro de energía de Angra 2, el Rio de
Janeiro no quedose sin energía eléctrica, durante el llamado “apagão”[16].
En
2001, Angra 2 presentó un desempeño satisfactorio, con generación de 10,5 millones de MW. Esto dato la posicionó
en 16º lugar en el ranking internacional de las usinas nucleares con mayor volumen
de producción eléctrica.
En
esto contexto, las Industrias Nucleares do Brasil (INB), por medio de un convenio
firmado con la Armada brasileña en la década de 1990 ya había dominado el proceso
de fabricación del combustible nuclear. Así, en la conyuntura nacional, la crisis
energética brasileña volvió con la energía nuclear en el debate público.
En Brasil,
la fuente nuclear fue la secunda mayor generadora de electricidad en 2009,
superando el gas natural. Las Usinas Angra 1 y Angra 2 responderán por casi 50%
de la complementación térmica del Sistema Interligado Nacional, en lo cual la fuente
hídrica, limpia, barata y renovable, es largamente mayoritaria, suministrando 93% del
total generado.
Los proyectos nucleares brasileños
Además
de la construcción de Angra 3 y otras plantas nucleares en la región nordeste,
hay, en Brasil, más dos otros importante proyectos en el área nuclear: el
submarino con propulsión nuclear y el reactor nuclear multipropósito.
En construcción Angra 3 de 1405 MW
El proyecto de construir submarinos nucleares en Brasil tiene origen en la década de 1970. Esto estaba siendo conducido, secretamente, por la Armada brasileña en un programa que quedo conocido en la historia como Programa Nuclear Paralelo. Al largo de las décadas siguientes, importante conquistas fueron obtenidas por militares y civiles que participaron del proyecto como el dominio de la tecnología de ultra centrifugación del uranio enriquecido y la construcción del reactor nuclear de propulsión naval. En la región llamada Centro Experimental Aramar, la Armada brasileña desarrolla todos los experimentos en tierra y allá que será formada también los submarinistas nucleares. Allá, fueran también construídos el Taller Mecánico de Precisión (OFMEPRE), la Unidad Productora de Hexafluoreto de Uranio (USEXA), el Laboratorio de Generación Núcleo-Eléctrica (LABGENE), el Laboratorio Radioecológico (LARE), el Laboratorio de Prueba de la Propulsión (LATEP) y el Laboratorio de Enriquecimiento Isotópico (LEY).
El proyecto de construir submarinos nucleares en Brasil tiene origen en la década de 1970. Esto estaba siendo conducido, secretamente, por la Armada brasileña en un programa que quedo conocido en la historia como Programa Nuclear Paralelo. Al largo de las décadas siguientes, importante conquistas fueron obtenidas por militares y civiles que participaron del proyecto como el dominio de la tecnología de ultra centrifugación del uranio enriquecido y la construcción del reactor nuclear de propulsión naval. En la región llamada Centro Experimental Aramar, la Armada brasileña desarrolla todos los experimentos en tierra y allá que será formada también los submarinistas nucleares. Allá, fueran también construídos el Taller Mecánico de Precisión (OFMEPRE), la Unidad Productora de Hexafluoreto de Uranio (USEXA), el Laboratorio de Generación Núcleo-Eléctrica (LABGENE), el Laboratorio Radioecológico (LARE), el Laboratorio de Prueba de la Propulsión (LATEP) y el Laboratorio de Enriquecimiento Isotópico (LEY).
A
fin de absorber conocimientos en el área de proyecto de submarinos, Brasil
firmó numerosos contractos con Francia, en los cuales este país se
compromete a vender los submarinos convencionales con transferencia de tecnología
y transferencia de tecnología del casco del submarino nuclear. El Programa de
Desarrollo de Submarinos (PROSUB) es dividido en tres gerencias: (1) submarinos
convencionales, (2) submarino nuclear e (3) la base y el astillero de
submarinos. Para gerenciar el PROSUB, la Armada Brasileña creó en agosto de
este año la estatal Amazônia Azul SA (AMAZUL).
La
AMAZUL será acogida en São Paulo (SP), en el campus de la USP, lo que remonta
la histórica asociación Marina de Brasil – IPEN – CNEN, que hizo posible la
construcción de las centrífugas de enriquecimiento de uranio por ultra
centrifugación y el dominio completo del ciclo del combustible nuclear. Si hoy,
la INB es capaz de suministrar combustible nuclear a los reactores nucleares
brasileños es gracias a las conquistas científicas y tecnológicas desarrolladas
por el equipo de civiles y militares que, desde la década de 1980, trabajaban
en la antigua Coordinadora Especial (COPESP), en el seno de la USP, en São
Paulo.
La
Estrategia Nacional de Defensa (END) prevé que la Armada brasileña construya 15
submarinos convencionales y 6 submarinos con propulsión nuclear.
Sobre
el reactor nuclear multipropósito (RMB), su construcción ya formaba parte de
los planes del Ministerio de la Ciencia, Tecnología e Innovación del Brasil. En
la visión del Gobierno brasileño, el reactor multipropósito es la solución para
garantizar seguridad en el suplemento de tecnecio 99m, solución para el
desarrollo endógeno de combustibles nucleares y materiales para uso en
reactores y la ampliación de la capacidad nacional en ciencia, tecnología e
innovación.
En
2009, sin aviso previo y alegando problemas en el reactor, dos empresas, una
canadiense y otra holandesa cortaron el suplemento de radiofármacos ambas representan dos tercios de la producción
de molibdeno 99 en el mundo.
Este
elemento radioactivo es responsable por 80% de todos los procedimientos de
medicina nuclear, es imperativo en el diagnóstico y en el tratamiento de
enfermedades, como cáncer, enfermedades cardiológicas, renales, hemofilia etc,
y su producción tiende a ser cada vez más elevada, en función del aumento y del
envejecimiento de la población
brasileña.
Semanalmente,
el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (IPEN) suministra
generadores de tecnecio para aproximadamente 300 clínicas y hospitales en todo
lo Brasil. La estimativa es que sean 1,5 millones de atenciones por año. Sólo
la región sudeste de Brasil representa cerca de 64% de la distribución de
radiofármacos por el IPEN. Brasil importa actualmente 13 millones de dólares
de radioisótopos.
Así,
conscientes de que los reactores de investigación brasileños tienen más de 50
años de uso y con la principal finalidad de aumentar la calidad de vida de sus
pueblos, Brasil y Argentina decidieron, conjuntamente, construir reactores
nucleares multipropósitos, un para cada país.
Además
del Ministerio de la Salud y hospitales de clínicas de medicina nuclear, el
Centro Tecnológico de la Marina en São Paulo (CTMSP), las Industrias Nucleares
de Brasil (INB), la Eletronuclear, las universidades, institutos de
investigación y laboratorios serán usuarios del RMB. Fue pensando en los
beneficios que la renovación y innovación del RMB posibilitaría a la comunidad
científica civil y militar en Aramar que la Armada Brasileña cedió parte de su
terreno en el Centro Experimental Aramar para que el Ministerio de la Ciencia y
Tecnología construyese el reactor. Su implantación permitirá agregar
investigadores de diversas áreas, posibilitando la creación de un núcleo de
conocimiento capacitado, integrado y cohesionado.
Es
posible vislumbrar, a medio y largo plazo, tanto la exportación de
radiofármacos y reactores de investigación en América del Sur cuanto la
formalización de nuevos acuerdos y la participación de empresas, instituciones
y científicos sudamericanos en el Programa Nuclear Brasileño (construcción de
las nuevas usinas en Nordeste) y el RMB. Antes de venir al Perú, he consultado
la comunidad científica brasileña, autoridades diplomáticas y políticas
argentinas y autoridades navales brasileñas sobre el interés del Perú en la
aproximación nuclear con Brasil y Argentina. Puedo afirmar que las puertas
brasileñas se abren felices para el Perú.
Referencias
bibliográficas:
MOTOYAMA, Shozo. Prelúdio para uma história:
ciência e tecnologia no Brasil. São Paulo Editora da USO, 2004.
GIROTTI, Carlos A. Estado nuclear no Brasil. São
Paulo: Brasiliense, 1984.
MORTON, Louis. A decisão de utilizar a bomba
atômica (1945). In: [S/A] As grandes decisões estratégicas. Rio de Janeiro:
Bibliex, 1977.
CORRÊA, Fernanda das Graças Corrêa. O projeto do
submarino nuclear brasileiro. Uma história de ciência, tecnologia e soberania.
Rio de Janeiro: Capax Dei, 2010.
VARGAS, José Israel. MORENO, Márcio Quintão.
Ciência em tempo de crise, 1974-2007. Minas Gerais: UFMG, 2007.
BIASI, Renato de. A energia nuclear no Brasil.
Rio de Janeiro: Bibliex, 1979.
LOHBAUER, Christian. Brasil-Alemanha: fases de
uma parceria (1964-1999). São Paulo: Fundação Konrad Adenauer, 2000.
SOLNIK, Alex. A Guerra do Apagão: a crise de
energia elétrica no Brasil. São Paulo: Senac, 2001.
[1] Investigadora del Programa Base Logística de Defensa del Instituto de Estudios Estratégicos y del UFFDefensa de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Docente de la Secretaria de Seguridad Pública del Estado del Rio de Janeiro (SESEG-Rio) y del MBA em Estrategia y Defensa de la empresa Multidef Soluciones de Seguridad y Defensa. Coordinadora del GT Geopolítica del Narcotráfico en América por la Rede Latino Americana de Geopolítica y Estratégia (RELAGE) y comentarista de Asuntos Estrategicos del Defesanet Agencia de Noticias. Agraciada Submarinista Honorífica por el Comando de la Fuerza de Submarinos de la Armada brasileña. Doctoranda en el área de concentración Estudios Estrategicos del Programa de Posgrado em Ciéncia Política de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Maestria em História Comparada con énfasis en Relaciones Internacionales, Seguridad y Defensa Nacional/ Pro-Defensa por la Universidad Federal del Rio de Janeiro (UFRJ). Especialista Lato Sensu en Historia Militar Brasileña por la Universidad Federal del Estado del Rio de Janeiro (UNIRIO) y grado en Historia por la Universidad Gama Filho. Extensión en Energía Nuclear por la Asociación Brasileña de Energia Nuclear, en Estrategia Marítima por la Fundación de Estudios del Mar (FEMAR), Estrategia de Empresas por la Fundación Getúlio Vargas (FGV), en Tríade de la Inteligencia por la empresa Inteligencia Operacional y en Seguridad y Salvaguarda com énfasis en zonas de riesgo por la ONU. Es autora de los libros “El proyecto del submarino nuclear brasileño – uma historia de ciencia , tecnología y soberanía", “Ernesto Geisel y el Acuerdo del Siglo: la energía nuclear y el desarrollo de Brasil (1974-1979)" y co-autora del capítulo “Marco histórico de la generación elétrica nuclear en Brasil” publicado en el libro “Historia y Energia: memória, información y sociedad”. Es socia de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa (ABED), de la Asociación Brasileña de Energía Nuclear (ABEN) y del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP).
[2] Segundo o
físico francês, naturalizado brasileiro, Henrique Morize, “a ciência pura,
desinteressada, da qual nasceram as aplicações práticas, tal como da semente
resultam a planta e o fruto, é a base da riqueza nacional, e as nações que a
abandonam, fiadas no benefício provável das pesquisas feitas em países que
melhor compreendem os interesses seus e da humanidade, ficarão condenadas a
serem países de 2ª classe, qualquer que possa ser a riqueza ostentada em certa
fase”. In: VIDEIRA, Antonio Augusto Passos. Henrique Morize e o ideal de
ciência pura na República Velha. Rio de Janeiro: FGV, 2003. P. 22. Morize foi o
primeiro presidente da Sociedade Brasileira de Ciências, exercendo o cargo de
1916 até 1926, cargo que acumulou com o de diretor do Observatório Nacional
(1908-1929).
[3] Físico
soviético, naturalizado italiano, que, à convite de Teodoro Ramos, líder da
missão paulista na Europa, veio para alavancar o desenvolvimento da ciência
pura na Faculdade de Filosofia, Ciências e Letras da USP.
[4] Físico
italiano que, junto com Wataghin e outros cientistas estrangeiros, formaram a
comunidade científica brasileira.
[5] As fuentes
apontam números variáveis que vão desde 3.000 à 5.000 toneladas de monazitas.
[6] Álvaro
Alberto havia, em 1946, pleiteado ao então presidente Dutra que suspendesse as
exportações de monazitas alegando contrabando. O Governo avalia os benefícios
das pesquisas advindos da cooperação com os EUA e decide negar, porém, em
contrapartida, toma ações mais zelosas e fiscalizadoras sobre as atividades
minerais no Brasil.
[7] CORRÊA,
Fernanda das Graças Corrêa. O projeto do submarino nuclear brasileiro. Uma
história de ciência, tecnologia e soberania. Rio de Janeiro: Capax Dei, 2010.
P. 26.
[8] Este ficou
conhecido como o Caso das Chocolateiras.
[9] VARGAS,
José Israel. MORENO, Márcio Quintão. Ciência em tempo de crise, 1974-2007.
Minas Gerais: UFMG, 2007. P. 181.
[10] BIASI,
Renato de. A energia nuclear no Brasil. Rio de Janeiro: Bibliex, 1979. P. 52.
[11] BIASI,
Renato de. A energia nuclear no Brasil. Rio de Janeiro: Bibliex, 1979. P. 52.
[12] BIASI,
Renato de. A energia nuclear no Brasil. Rio de Janeiro: Bibliex, 1979. P. 58.
[13] Foram
criadas para atender as demandas da política nuclear brasileira.
[14] LOHBAUER,
Christian. Brasil-Alemanha: fases de uma parceria (1964-1999). São Paulo:
Fundação Konrad Adenauer, 2000. P. 66.
[15] Nome
atribuído ao conjunto da usinas nucleares brasileiras, localizadas no estado do
Rio de Janeiro, no município de Angra dos Reis, em homenagem ao Almirante
Álvaro Alberto Mota e Silva, um dos precursores dos estudos sobre energia
nuclear no Brasil.
[16] SOLNIK,
Alex. A Guerra do Apagão: a crise de energia elétrica no Brasil. São Paulo:
Senac, 2001. P. 48
Seminario Internacional "Avances de los Proyectos de Energía Nuclear en Sudamérica". Lima, 29 de Noviembre de 2013
Seminario Internacional "Avances de los Proyectos de Energía Nuclear en Sudamérica". Lima, 29 de Noviembre de 2013